martes, 11 de mayo de 2010

Ilusión Ideal-Primera Parte

No sé cuantas divisiones tendrá este escrito, pero es algo que hace tiempo pensaba escribir. He aquí la primera.

Desde niño pensé en que algún día se podría llegar a la anhelada paz mundial. El convivir unos con otros sin rencillas, ni resentimientos; el querer a alguien y estar seguro que te querrá como a sí mismo; el llorar pero solo de alegría. Sí, lo sé…suena imposible pero ¿por qué no? basta con que demos lo mejor de cada uno, no me refiero a aportar a esta idea únicamente con virtudes y/o valores pues todos tenemos defectos…con dar lo mejor de cada uno, me refiero a darle a la vida lo que se merece y todos deberíamos tener, que es lo que decía un grupo de ‘rebeldes’ hace décadas: amor y paz.

Vamos a comenzar, nuevamente desde niño. Fui bautizado a los tres años y medio, en ese momento no sabía que mi vida sería regida por la religión católica; tal vez en ese mismo momento una niña, se estaba ‘convirtiendo al hinduismo’. Las religiones son infinitas e infinitas son a su vez las agresiones físicas y psicológicas que se dan todos los días, infinitas son también las lágrimas de niños y ancianos que mueren de hambre por falta de apoyo o falta de recursos de su Estado, infinitas son los horribles maltratos que sufren animales por parte de individuos que se consideran personas cuando de humano no merecen tener ni la consideración y sobre todo infinita es la codicia del hombre y la ambición por siempre querer más y más, buscar el máximo poder a costa y merced del resto.

Si la religión te pide seguir el camino del ‘bien’ y todas o prácticamente todas tienen en común el no hacer daño, ¿por qué hay tanto odio de miembros de una religión a otra? Porque no unir todas, llegando a un consenso donde se acaben esas irreconciliables diferencias y se pueda ver que un católico comparta la mesa con un evangelista o que una persona judía reciba en su casa y acoja a un miembro del Etenismo. Para eso se necesita perdonar, olvidar lo malo y recordar lo bueno.



El racismo es otra lacra que aún permanece en la sociedad. ¿Cómo terminar con eso? primero aceptando lo que se es, si eres de raza blanca, raza negra; entre otras llénate de orgullo, ¡vamos! ese fue tu destino, es tu ascendencia, el que seamos distintos físicamente no provoca que estemos lejos de la paz, el que seamos distintos de voluntad, si genera que nos encontremos lejos de la que llamo una ilusión ideal.

Pondré un ejemplo y no caeré en el racismo, citaré una realidad que espero termine: Muchos estadounidenses, que se creen americanos en su integridad son racistas con latinoamericanos. Noticia de todos los días: grupos de xenófobos que atacan o asesinan hermanos americanos. No recuerdan que los nativos norteamericanos que fueron vilmente torturados y asesinados fueron los llamados ‘pieles roja’, por parte de los colonos europeos. El producto mayoritario de esa ‘tierra soñada’ llamada Estados Unidos en la actualidad es una mezcla de europeos con americanos o europeos con otros europeos. Si es así, no deberían de buscar terminar con tanto hispano hablante que busca ir a ese país a trabajar, no a robar, NO hay que generalizar, NO hay que se egoístas.

La Tierra es de todos, no de unos cuantos, las visas deberían de ser exterminadas, el miedo provoca crear daño y el crear daño viene del querer hacer sentir miedo; sin estas variables iría desapareciendo ese temor de ser atacado, como el que tiene Estados Unidos, desde el ataque a las torres gemelas, que es muy discutido, puede que lo trate en otro escrito.

Sin dar más rodeos, una forma de acabar con el racismo es el aceptarse, terminar con las fronteras y saber que el que está a tu lado, es tu hermano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen análisis. Es algo tan simple de hacer en la teoría pero que se vuelve una utopía en la realidad

Carlo dijo...

Simple pero lo hacen difícil.