martes, 9 de marzo de 2010

Ya no la quiero es cierto, pero tal vez la quiero

Un día caminaba por un pasillo y te vi, me viste y cayó en mí una flecha. Era difícil ver o concentrarse en otra cosa que no seas tú. Una de las pocas cosas buenas además de las amistades y una/o que otro instructor/a en la cárcel Veritas, era el Verte. Tu nombre lo desconocía, como en misión secreta contaba con un espía que me ayudaba en esa misión, ya conocía tu ubicación en el juego, tus horarios y tus movimientos de caderas, ¿cómo llegar a ti?

Ideas había, difíciles eran, pero hacía falta algo, coraje, valor, ‘tener bolas’, arriesgarse, decir ¿Por qué no? Para tomar riesgos no hay que lanzarse a la piscina sabia, hay que conocer bien a lo que te enfrentas, tu dirección correspondía a la mía, la tuya a la mía. Tus choques en el vacio con un solo elemento en un gigante, hacía creer la expectativa de que era cierto. Las tardes que se enrojecían con el manto negro que luego las cubría te miraban desde arriba entrar a lo que las personas dicen que trae ‘cultura’.

Tras una salida en la tarde, de nuevo llego la noche, regresa a encontrarme contigo y estabas adentro, donde siempre te quedabas. Tras tiempo de tomar valor, con ayuda de mi espía, entre y pedí hablar contigo, conocerte, saber más de ti.

Para mala suerte o destino, no fuiste el paquete completo, la belleza exterior no superaba a la interna o al menos la igualaba, era un aura negativa y pretenciosa, no había más que hacer. Una estrechada y un beso finiquitaron el asunto y ahí todo acabo. Lo que es cierto, es que de la forma que me tenías atrapado, si no era por mí, seguiría captura por tus grandes ojos fijos.

2 comentarios:

Claudia Prentice dijo...

De otro,será de otro!
Es una mezcla de verso y prosa =)..me encantó.

Carlo dijo...

Gracias Claudia,luego de tiempos alguien entra a mi blog ya sea para criticarlo o insultarlo,pasa la vozzzz jaja!